Estado Frágil.
Cuando me siento muy bien casi rayando en el clímax de propia película, lo menos que se me antoja es anotar lo que pienso.
En esos breves periodo donde todo está alineado, me gusta contemplarlo todo para absorber anímicamente tan excelente fase, ya que para ser sinceros, son muy raras y cortas.
Ahora mismo sigo disfrutando uno de esos momentos, por lo que según mis propias ideas, debería seguir en el goce profundo de la abstracción y nada más.
Pero no, quiero forzarme a describir tan perfecta sensación justo cuando está ocurriendo. El asunto es evitar caer en los extremos, por un lado el de la cursilería a falta de palabras exactas, y por el otro, el de una concentración extrema para encontrar estas palabras y que me provoque regresar, como cubetada de agua, a la monotonía nada especial de todos los días.
Creo que para explicar este lapso –que empieza a perder fuerza conforme produzco líneas- lo mejor es, para no variar, la música. En este ocasión la canción “Every Day a Story” de Fragile State.
Y como comienza a irse el tren de mi bienestar y quién sabe cuándo vuelva, regreso inmediatamente a mi enajenamiento a ver hasta dónde llego.
En esos breves periodo donde todo está alineado, me gusta contemplarlo todo para absorber anímicamente tan excelente fase, ya que para ser sinceros, son muy raras y cortas.
Ahora mismo sigo disfrutando uno de esos momentos, por lo que según mis propias ideas, debería seguir en el goce profundo de la abstracción y nada más.
Pero no, quiero forzarme a describir tan perfecta sensación justo cuando está ocurriendo. El asunto es evitar caer en los extremos, por un lado el de la cursilería a falta de palabras exactas, y por el otro, el de una concentración extrema para encontrar estas palabras y que me provoque regresar, como cubetada de agua, a la monotonía nada especial de todos los días.
Creo que para explicar este lapso –que empieza a perder fuerza conforme produzco líneas- lo mejor es, para no variar, la música. En este ocasión la canción “Every Day a Story” de Fragile State.
Y como comienza a irse el tren de mi bienestar y quién sabe cuándo vuelva, regreso inmediatamente a mi enajenamiento a ver hasta dónde llego.
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