jueves, junio 08, 2006

Ana y su secreto.

Todo el mundo guarda secretos. Claro, secretos que no nos atreveríamos a comunicar generalmente por vergüenza o por beneficio. Pero la información “oculta” que no nos afecta, es la que se difunde casi de inmediato y pasa a ser parte del dominio público en forma de chisme. Y como si nadie supiera nada.

Hay otro tipo de confidencias que no divulgamos para no afectar a terceros, principalmente a las personas que queremos. Entre más amamos, está más seguro el secreto. Esa clase de secreto es el que guarda Ana. Ella no puede, vamos, no quiere decirlo aunque arde por dentro por gritarlo, ya que se está volviendo esclava del mismo. Pocas personas pueden atragantarse con su incógnita antes de contar siquiera con la idea de un confidente.

Los secretos pueden enfermar y Ana es una viva prueba de esto. Adriana la conoce mejor que nadie -todo esto lo sé porque además de ser su amigo, soy confidente de Adriana-. Ella me dijo que desde hace varios meses Ana se está consumiendo poco a poco y que no ha querido decir nada a Adriana, sólo le comenta que todo está bien, que no se preocupe.

Al parecer Ana ha decidido implosionarse antes de contarle, ya que Adriana es la persona que más quiere en este mundo. Prefiere marchitarse poco a poco antes que causarle un infinito dolor a su amada, y por esa causa Adriana, que se sabe como lo que Ana quiere proteger con su secreto, sufre también y suplica que le diga sin importar lo terrible que sea. Pero Ana, con un entereza que no le conocía ni en la trágica muerte de su padre, sólo la ve con un adoración incesante cual “La Pietà” de Villeneuve-Lez-Avignon, y se limita a sonreír. Al verla directamente a los ojos, Adriana sabe que no es ninguna enfermedad su mal, como también sabe que jamás, por ningún motivo, Ana le compartirá lo que sabe para no herirla, a pesar de que con el silencio lo hace.

Entre ellas no había habido secretos, eran completamente transparentes. Qué tal la cara de Ana cuando su chica le confesó la vez que le fue infiel con Cristina (prima de Ana) y su novio en semejante “hommage a trois”. Pero Adriana reaccionó peor cuando Ana reconoció, con relato pervertido, que le había pagado a un estriper para que la sedujera en el antro de Arturo, amigo de ambas, para llevarla posteriormente en un supuesto descuido de Ana al baño de mujeres y ahí follarla como a una puta, según palabras de Ana, mientras por supuesto, ella se deleitaba observándolo todo.

Nada de eso. Esto es algo serio. Tanto que Ana ha pensado dejar a su amada, pero sólo al discernirlo, cree que se desintrigará en ese instante y sin escalas. Por eso prefiere consumirse poco a poco junto a Adriana a pesar de sufrir las dos. Ana sabe que, de contarle, le causará un tormento que ni siquiera con la muerte podrá olvidarlo.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

en la madre!!!

5:12 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

lo volvi a leer..... y aunque le doy vueltas con el secreto.. vuelvo al decir... en al madre!!!

6:22 p.m.  

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