Sólo pedazos.
Cuando la nostalgia comienza a dislocarme, invariablemente vienen a mí personas con experiencias de mis mismos ayeres. Estos individuos de repente aparecen. Así nomás. Yo no les llamo, pero siempre, al hacerse presentes, trato de entablar diálogos con resultados musicales; pero en nuestros encuentros sólo producimos sonidos melancólicos. Entre más intentemos comunicarnos con palabras, incrementa mi aflicción y pena ya que los sonidos que salen de nuestras bocas se vuelen más fuertes y lánguidos.
En ese momento reacciono y callo, porque el desfallecimiento me ronda y no quiero desvanecerme en algo de lo que no estoy seguro regresar. Pero mis visitantes quieren hablar más y todos al mismo tiempo, produciendo una presión sobre mi depresión.
Aun en este debilitamiento he podido reconocer algunos signos de estos individuos entre notas densas y decadentes. Al parecer ellos me piden algo pero yo no entiendo exactamente qué, sólo puedo sopesar mi agobio el cual sé que también es el de ellos.
Cuando Fabiola reconoce qué me pasa, sólo atina a preguntarme si mis vidas pasadas han vuelto a visitarme. Yo, sin saber lo que está pasando, trato de incorporarme del apresamiento de ese sueño recurrente, donde las antelaciones de mi ser, las pretéritas notas musicales del soundtrack de mi existencia y la entrante realidad se mezclan. Justo ahí se funden los pedazos de lo que fui con lo que soy.
En ese momento reacciono y callo, porque el desfallecimiento me ronda y no quiero desvanecerme en algo de lo que no estoy seguro regresar. Pero mis visitantes quieren hablar más y todos al mismo tiempo, produciendo una presión sobre mi depresión.
Aun en este debilitamiento he podido reconocer algunos signos de estos individuos entre notas densas y decadentes. Al parecer ellos me piden algo pero yo no entiendo exactamente qué, sólo puedo sopesar mi agobio el cual sé que también es el de ellos.
Cuando Fabiola reconoce qué me pasa, sólo atina a preguntarme si mis vidas pasadas han vuelto a visitarme. Yo, sin saber lo que está pasando, trato de incorporarme del apresamiento de ese sueño recurrente, donde las antelaciones de mi ser, las pretéritas notas musicales del soundtrack de mi existencia y la entrante realidad se mezclan. Justo ahí se funden los pedazos de lo que fui con lo que soy.
1 Comments:
shhale manito, es que vamos hacia los 40 y somos, pero no somos, lo que eramos
Publicar un comentario
<< Home